Por: Gonzalo Marsá.
El escenario en Puinahua se ha mantenido estable con leves tendencias en los últimos dos años con un mapa de actores bien definido, con los antagonismos marcados y equilibrio de fuerzas consolidada. Sin embargo, estamos ad portas de una nueva reconfiguración del escenario con la probable aparición de nuevos actores, nuevos liderazgos y nuevas demandas potencialmente transformables en agendas políticas.
Algunos de los elementos que pueden alterar el ecosistema de la zona son de naturaleza coyuntural y otros estructurales:
1. Ampliación de las operaciones de Petrotal y modificación del Estudio de Impacto Ambiental del lote 95.
2. Culminación del proceso de creación de un Área de Conservación Regional en el Tapiche con potencial afectación al Lote.
3. Aumento drástico de la asignación de recursos por Canon y transferencia de recursos a la Municipalidad Distrital de Puinahua.
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La reapertura de la causa por los sucesos de julio del 2020 de la fiscalía de la república.
5. Derrame reciente de petróleo en Puinahua y movilización de población afectada.
6. Reapertura por parte de fiscalía del caso de los sucesos de junio del 2020 en Bretaña
7. Desgaste de AIDECOBAP y JAP y pérdida de control social y capacidad de movilización.
8. Distanciamiento del equipo de gestión de la MDP de AIDECOBAP. -
Presión creciente de la ciudadanía frente a los gestores del Fondo Social.
10. Involucramiento y movilización de poblaciones ajenas al distrito en el conflicto.
11. Irrupción y aparición de nuevos actores.
12. Cambio de gabinete en MINEM.
13. La reapertura del Lote 8 y el 192 que puede fortalecer a algunos actores.AMENAZAS PRINCIPALES.
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La pérdida del control territorial de los actores hegemónicos hasta el momento está dando ocasión de que irrumpan otros nuevos. Todo ello podría complicar enormemente la gobernabilidad al alterarse el equilibrio frágil que ha reinado en la zona hasta el momento debido a las presiones de los nuevos actores por reacomodarse o ganar terreno a costa de los ya existentes, generándose nuevas pugnas.
La aparición de nuevos líderes, actores no alineados (Como el Frente de Defensa del Puinahua) y nuevas agendas de demandas como las que se están produciendo por el derrame todo ello vislumbra un escenario mucho más complejo en el que la ecuación va a incorporar muchas más variables y el futuro va a ser mucho más impredecible.
El peor escenario posible no es de un antagonismo marcado de intereses (como el que se ha producido en Puinahua en los últimos años), sino una balcanización del conflicto.
2. La extensión de las operaciones (se viene realizando sísmica) de PETROTAL a zonas hasta ahora intactas del Lote 95 puede provocar un efecto contagio del conflicto. La Ampliación del tablero de operaciones a Maquía, Tapiche y bajo Puinahua. Se desconoce qué clase de intervención van a tener los actores protagonistas en estas zonas con respecto a la producción de petróleo, qué clase de interacción van a tener estos nuevos actores (como FECORITAY FECONARUJ) con los ya establecidos y si se van a involucrar en el conflicto o no.
- Analista del tema indígena, Gonzalo Marsá.
3. La población ha percibido la potencialidad del Fondo Social para convertirse en una solución de emergencia y corto plazo para resolver las carencias de ingresos económicos de las familias en la zona. Existe presión de los pobladores para que el Comité de Administración del Fondo conceda nuevas ayudas y las reiteradas exigencias de que el Fondo Social financie nuevos bonos extraordinarios con sentido “humanitario”.
Esta circunstancia amenaza con desvirtuar la naturaleza del actual Fondo Social del Puinahua, (que es esencialmente de Inversión) y convertirlo en un programa social de asignación monetaria directa con fines asistenciales.
Los actores sociales e institucionales que actualmente ejercen la administración del Fondo y con posición de dominio en las decisiones perderían significativamente poder e influencia en la zona. De ser el caso, entraríamos en territorio desconocido.
Conclusiones.
La actual coyuntura invita a replantear o reformular la estrategia de intervención ampliando las variables a considerar y los límites del escenario del conflicto. Es recomendable realizar una reevaluación diagnóstica y un nuevo mapa de actores”.